Atardeceres.

Hay atardeceres todos los días, pero algunos resultan únicos, primero por la oportunidad de estar ahí y observarlos, segundo por que nos regalan colores que el sol ilumina con pinceladas en las nubes, el mar y el horizonte. Apenas unos instantes antes de que el sol se oculte y selle un día más con la promesa de volver al día siguiente. Siempre será un poco diferente, pero con la puntualidad que le caracteriza.

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Testimonio de los afectos.