La luna

La luna se asoma en el horizonte al anochecer, ruborizada ante la templanza del mar que la espera con una serenidad desesperada, sabedor de la manera como ella lo altera cada ocasión que ella se muestra llena. Tal vez el rubor sea una artimaña para no despertar al sol que recién se fue a descansar, pero eso poco importa para ambos personajes que se conocen desde siempre. Inevitablemente el mar sucumbe ante su encanto y sube su oleaje y su marea, mientras los seres que lo habitan entran en un frenesí por cazar o evitar ser cazados, pero también para engendrar nueva vida. El amor es como es, a veces se muere o se nace de nuevo, pero cada nuevo encuentro propicia un cúmulo de emociones insospechadas, aunque en este instante, ambos sonríen como si fuera la primera vez que se encuentran.

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